¿Por qué, si ya terminó el plazo de su crédito, todavía tiene saldo por pagar?

La clave puede estar en el tipo de tasa de interés del crédito.

Aquí le explicamos por qué.

¿Qué son las tasas de interés?

El pago de un crédito bancario está atado a una tasa de interés, es decir, el precio que le cobran por prestarle el dinero. La tasa se estima como un porcentaje de dinero sobre la deuda pendiente y se paga en cada cuota, normalmente mensual. Hay dos tipos de tasa: fija y variable.

Tasa fija: se pacta desde el momento de aprobación del crédito, cuando se establece el porcentaje fijo que se cobrará con cada cuota durante todo el tiempo que dure el préstamo.

Tasa variable: es un porcentaje que cambia (sube o baja) de acuerdo con las variaciones de un indicador financiero establecido antes del desembolso (como la DTF, fijada cada semana por el Gobierno) y se aplica en cada cuota al saldo pendiente de pago. Por eso, el interés que se paga sobre la deuda estará ligado a ese indicador.

¿Qué es un crédito con cuota fija y tasa variable?

Significa que usted paga el mismo monto
cada mes, pero la tasa de interés puede
cambiar según las condiciones del
mercado. Si la tasa sube, los intereses que
genera su deuda también aumentan,
y en algunos casos, la cuota fija
que paga podría no ser suficiente
para cubrir todo
el interés acumulado.

Para evitar que su pago mensual
cambie constantemente y ayudarle
a mantener su presupuesto, estos
créditos mantienen fija la cuota
y acumulan los cambios en los intereses.
En lugar de ajustarlos de inmediato,
estos se reflejan al final del plazo.

Por eso puede suceder que, cuando cumpla el plazo pactado, aún le quede un saldo pendiente, pues no todo se alcanzó a cubrir. Eso es normal.

Tenga en cuenta que, para su tranquilidad, ambas modalidades están reguladas y controladas por el Gobierno.